Se llama Max Verstappen, nacido el 30 de septiembre de 1997, es belga pero está registrado ante la FIA con su pasaporte holandés. Participó por primera vez en la Fórmula 1, en el Grand Prix de Australia de 2015, con 17 años cinco meses y 15 días imponiendo así una marca en precocidad.
Su debut fue tan polémico, que las autoridades deportivas modificaron el reglamento para limitar los ingresos a un mínimo de 18 años y endurecer las condiciones para que se pudiese obtener la “súper licencia” obligatoria y disputar, entonces sí, una carrera oficial.
Corrió 23 justas con Toro Rosso, con sede en Faenza, que es en realidad la cantera de la que se nutre Red Bull, la organización mayor.
Hace un par de semanas, se decidió que Daniil Kvyat, de la alineación del equipo grande, bajara al de promoción y, a cambio, ascender a Max para codearse con los mayores.
Tras siempre haber defendido que la edad no es razón para que lo critiquen y que sus habilidades y la seguridad que tiene sobre ellas son los parámetros para ser juzgado, se necesitaba la varita mágica de un mago que diera la razón a que, en Verstappen, hay un gran piloto quien apenas está en desarrollo.
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Helmult Marko, consejero, indiscutible en los equipos de las bebidas energéticas y claro mento de la evolución del cuatro veces campeón el aleman Sebastian Vettel, se hizo responsable del canje de butacas y le resultó fabuloso, mucho más allá de todo pronóstico.
Con una carrera realizada a la perfección: sereno, certero, inalcanzable, y sin asomo de piedad, cual un corredor muy experimentado, Max no permitió a Kimi Raikkonen que lo desplazara de la punta; una vez que se la quitó de las manos a su colega Daniel Ricciardo y a Vettel, quienes fueron los dueños previamente de ese honorable asunto de ir a la cabeza de los 22 monoplazas.
Coronó una obra de arte y con ello, la enorme hazaña de ser el piloto más joven que jamás hubiera ganado un Gran Premio. A la edad de 18 años con 7 meses y 15 días; reventando el registro previo que perteneció a Vettel, desde el GP de Italia de 2008, cuando lo hizo con 21 años, 2 meses y 11 días.
Este hito deja en lugar muy secundario el hecho que sometió a los rivales de Ferrari y a su compañero de escuadra. Que fue una carrera en la cual, los dos Mercedes colisionaron desde poco después de la largada. Que el mexicano Sergio Pérez llegó en séptimo lugar y su compatriota Esteban Gutiérrez, fue el undécimo.
Se trataba del aquí y el ahora puntual. De estar en el lugar y en el momento justos y de saber arrebatarle a la oportunidad la corona de laureles.